31.7.09

Destellos de la mañana

Una viejita se calienta con un fuego improvisado al costado de la estación Colegiales. Despierta que está el día. Los muchachos esperan para entrar a trabajar en la esquina de la Casa de las Bibliotecas. A ver si hoy podemos. Un hombre duerme sentado dentro de un micro naranja de “Escolares” mientras el sol le pega en la frente. Destellos de la mañana. Un automovilista frena y hace un típico gesto con la mano para invitarme a cruzar. Cubriéndote con el cielo. Una chica espera nerviosa quizás una entrevista de laburo. Nunca lo supiste eso. El guardia del Instituto Alexander Fleming custodia todo desde la vereda del sol. Nunca lo supiste eso. Un portero habla y habla por celular. Si al fin nunca creía. Y la sombra de una mujer que camina detrás de mí. Te miro hoy y puedo. Un linyera lee una revista sentado con la espalda contra la pared. Seremos dueños de algo. Y la sombra de una mujer que sigue caminando detrás de mí. La vida es un sentimiento. Otro automovilista frena y hace un típico gesto con la mano para invitarme a cruzar. Nunca más te olvides esto. Y la sombra de una mujer que de pronto desaparece. Nunca más te olvides esto.

Nota:
En itálica, fragmentos de "Destellos", tema incluido en "Despierta", el último disco de Las Pelotas.

25.7.09

La película del sábado (con banda de sonido)



Momento cinematográfico. El muchacho de jean azul y campera negra sale de su casa. Tiene cara de dormido y gesto adusto. Otro sábado y hay que ir a trabajar. Llega a la esquina y el semáforo lo detiene. Pasa un colectivo a todo lo que da, escupiéndole humo y viento en la cara. Camina, una, dos, seis cuadras. En la boca del subte, una pareja se despide con besos en la boca. El muchacho de jean azul y campera negra sonríe. Y se deja llevar por las escaleras mecánicas.

20.7.09

Peluffo en un gran día

El 14 de mayo de 1937 Sportivo Piazza le ganaba 2-1 a San Martín de Sierras Bayas. Los medios azuleños hablaban de un partido de "alta calidad" y destacaban la labor del arquero piazzista, un tal Peluffo, que con su "magnífica actuación" había impedido el empate de los esforzados visitantes.

"Si ese magnífico esfuerzo no se vio compensado en los guarismos del score, hay que buscar la causa en la brillante actuación que cumplió nuevamente Peluffo, gran arquero piazzista, que menos empleado que el domingo anterior, tuvo intervenciones arriesgadas y de gran eficacia", decía la crónica de la época.

Y también: "Lo vimos así en muchas intervenciones felices, matizadas con una magistral estirada junto al poste en el primer tiempo, ante un remate potente y sorpresivo de Dellasantina, que en última instancia sacó al córner. Luego en la segunda etapa y casi al promediar ésta tuvo oportunidad de lucirse una vez más al ser exigido con cierta frecuencia, realizando algunas atajadas verdaderamente brillantes."

Sportivo Piazza ganaba 2-0 pero llegó el descuento: "Un rápido avance de San Martín por el lado derecho lo finalizó Marfurt con un violento remate, logrando por fin vencer la tenaz resistencia de Peluffo".

Y los visitantes fueron con todo a buscar el empate: "Allí surgió una vez más la figura arrogante y segura de Peluffo, que era un obstáculo my serio puesto frente al once aurinegro […] Una serie de tiros de esquina consecutivos favorables a San Martín y otras tantas proezas de Peluffo pusieron una nota de mayor emoción en este final casi dramático […] Poco después, una atajada espectacular y arriesgada de Peluffo junto a un poste, trajo un momento de angustia para los locales y de decepción para los visitantes al no poder vencer su obstinada resistencia."

La crónica termina con un comentario bastante peculiar: "Finalizado el partido, delegados y jugadores de San Martín fueron obsequiados con un té con leche en la sede social de Piazza."

Algún tiempo más tarde, en una edición del 30 de agosto de 1941, se anunciaba la reaparición del "entusiasta jugador Peluffo, el buen guardavalla que ha cumplido actuaciones altamente calificadas". Y por esa misma época aparece un artículo bastante gracioso titulado "Peluffo vengador", en el que un comentarista del diario azuleño El Popular se refiere al partido jugado entre Olavarría y el de General Lamadrid, diciendo en un párrafo lo siguiente:

"Salió la redonda del centro. Fintas de ambos lados y los cinco delanteros locales se lanzaron como indios en un malón contra el arco de Peluffo. No obstante ello, la visita se puso en ventaja y se puede decir que desde ese momento comenzó la fiesta. Nunca público alguno sufrió más que el local al ver que pasaban los minutos y pese a que los de Olavarría pocas veces llegaron hasta la casa de Esterelles, en el otro lado de Peluffo, hombre de resoluciones enérgicas, había tomado a su cargo la venganza de la disminuida personalidad del presidente de la Liga y copiándole el lema al vigilante, dijo: 'No pasarán'."


El guardavalla también aparece en una foto (fecha incierta) que refleja un encuentro entre el equipo de Azul y su similar de Plaza Huincul. El epígrafe dice: "En la primer nota, círculo superior puede verse completamente vencido al arquero de Azul, Peluffo, ante un inteligente golpe de cabeza de Fausto. En la otra puede observarse una excelente intervención de Peluffo en un momento de apremio para su valla, mientras la defensa azuleña para evitar cualquier otra ulterioridad."

Aquel arquero de apellido Peluffo no era otro que mi abuelo Héctor. El que se fue demasiado pronto. El que durante esos cinco o seis años que mi hermano y yo lo pudimos disfrutar nos enseñó a querer a la camiseta de la banda roja. El que nos dejó un legado eterno: el amor por el fútbol.

Nota: Gracias a mi tía Mariela por rescatar estos recortes y fotos de algún rincón olvidado.

10.7.09

humanidades (continuación)

Después de tomar varias copas, si Santiago dice que está “impecable”, es porque ya se encuentra inmerso en una borrachera sin retorno.

Mia no retuerce el trapo. Tampoco la "balerina". Además, no puede agarrar con la mano los restos de comida que quedan en la rejilla de la pileta de la cocina.

Verónica tiene una hipótesis: la chocotorta es mucho más rica después de un día en la heladera. Tiene razón. Y después de dos días, ni te cuento.

Juan Pablo se relaciona a partir de la hostilidad. Cuanto más te bardea, más te quiere.

Cuando termina de hablar con su papá, Julieta siempre se fija en el “relojito” del celular. Cero cincuenta y cinco. Cero cincuenta. Cero cincuenta y ocho. Las conversaciones entre ambos nunca exceden el minuto.

La máxima de Patricio indica que “si una chica se para a hablar con vos en el pasillo de la Facultad, es porque tiene onda”. Habría que ir a preguntar allá por Ramos Mejía.

Abril no llega a los tres años, pero ya demuestra ser toda una fanática de los postres. Después de la comida, viene el helado. Después del helado, las uvas. Después de las uvas, el Serenito.

Finalmente, Nacho se va a “convivir solo”, pero con su novia.

7.7.09

Ahora sí, con todas las letras

Es cierto, no es lo mismo si en la guitarra no está Angelus (un tipo capaz de sorprender con una extraña versión de La cucaracha). Pero es mejor escucharla de boca de Andrés. Con todas las letras.

6.7.09

Corazoncito quemero

Desde Famatina y Atuel hasta Urquiza y Casacuberta. Desde el 150 hasta el 41. Desde los besos en el Parque hasta algo más ahí al lado de la cortadita. Desde las empanadas armenias de la abuela hasta las increíbles pastas de Inés. Desde la ternura de la pequeña Aldana hasta la confianza del no tan pequeño Gabriel. Desde el graffiti de “Tal vez vivir cueste el pecado” hasta “la Perito sigue desierta”. Desde I hasta L. Mi corazoncito quemero comparte esta tristeza.