29.12.06

Oído al pasar

Es muy gracioso cuando uno escucha fragmentos de conversaciones de otros, frases sueltas sin contexto que nos invitan a imaginar el resto o simplemente nos divierten por sí solas. Puede suceder cuando uno se cruza con dos o más que vienen conversando en la calle, o cuando compartimos viaje en el subte, colectivo, mientras estamos sentados en un bar, una plaza, en fin, en todo encuentro fugaz con un otro desconocido.
“A veces parece que te juntaras con cierta gente sólo para molestarme”, se escucha de la boca de un treintañero en claro reproche a su compañera, una rubia cuasi modelo hermosísima.
“Me atendió la morocha. Sí, sí, la que trabaja al lado de la rubia. Y no sabés cómo me miró…”, se jacta un cuarentón algo entrado en kilos mientras camina por Florida, celular en mano, en plena conversación con –muy posiblemente- un amigo del alma.
“Bueno, bueno, los mosquitos no son, pero si no son ellos son las moscas. Las moscas son las que viven un sólo día…”, es la digresión que una adolescente profiere hacia su también joven pareja, quien la mira con desconfianza, justo antes de cruzar el paso a nivel del Mitre en la calle Juramento.