17.12.11

San Pedro, en blanco y negro

Victores


Pinche cabrón


404 - 424


Néstor vive en San Pedro


Mercedes hecho bolsa


Cactus

25.11.11

Inmortalidad




Some die just to live...


Pearl Jam otra vez en Argentina. Y otra vez en noviembre. Y de nuevo los recuerdos que se amontonan. Y esa sensación tan obvia como cierta: él está más vivo que nunca.


Aclaración: Incluyo la versión original de Immortality y no la que tocaron el 13-11 en La Plata para apreciar mejor el tema, uno de los mejores que tiene la banda de Eddie Vedder y compañía.

4.10.11

El pájaro-que-da-cuerda

"Desde una arboleda cercana llegaba el chirrido regular de un pájaro, un ric-ric, como si estuviera dándole cuerda a algún mecanismo. Nosotros hablábamos de él como del pájaro-que-da-cuerda. [...] No sé cuál es su auténtico nombre. Tampoco sé cómo es. Pero, se llame como se llame, sea como sea, el pájaro-que-da-cuerda viene cada día a la arboleda que hay cerca de casa y le da cuerda a nuestro apacible y pequeño mundo."

Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, Haruki Murakami.

8.9.11

Anomalía

Museo del Che, Alta Gracia (Córdoba)

Irregularidad, anormalidad o falta de adecuación a lo que es normal. Eso mismo.

24.8.11

Manejar descalzo y otras humanidades

A la hora de manejar, nada como hacerlo “en patas”. Con los pies pelados se pueden sentir los pedales y casi como que uno se hace parte del auto. O, mejor dicho, el auto se hace parte de uno.

Descolgar la ropa, lavar los platos, pasar la escoba, regar las plantas. Cuando B quiere pedirle algo a P, le lanza un latiguillo infalible. “¿Te animás a…?”, pregunta sin preguntar. En general, P se anima, aunque a veces le da un poco de miedo.

Ayax tiene sólo 8 años y una profundidad que asombra. El otro día armó frases con unas palabras-imanes que pegó en la puerta de la heladera. “¿Demonio, eras un niño?”, se preguntaba en una de ellas. Y, en otra, sentenciaba: “Muero en TV”.

La pequeña Abrilita no quiere que los taxistas tomen helado. “Tienen que manejar con las dos manos”, explica, segura de su argumento.

Cuando hacen alguna escapada juntos, P y V vuelan en aviones separados. Sí, aunque suene increíble, viajan al mismo lugar en aeronaves diferentes. ¿El motivo? Las probabilidades de que ambos mueran por sendos accidentes aéreos son muy bajas: tal vez se caiga un avión, pero dos el mismo día es prácticamente imposible. Así, en caso de una tragedia, al menos uno vivirá para cuidar a sus dos hijos. “Diversificamos el riesgo”, dicen ellos. Alto racionalismo.

3.8.11

El perro, el Brujo y el lago

Nono, Córdoba.

Un asado al borde del lago en San Huberto. Tinto va, tinto viene. El vaso interminable, el sol que pega en la cara, un calorcito que te relame el alma y hasta un perro con ganas de navegar...

17.5.11

La fórmula que el hijo no aplicó

- ¿Sabés cuántos años tengo? -le preguntó el viejito al muchacho, ya sentado en el lugar que éste le había cedido.

- No sé, me pone en un compromiso -respondió el joven.

- Dale, ¿cuántos años tengo? -repitió aquel veterano pasajero del subte, de cabellera gris y piel arrugada.

- Setenta y cinco -arriesgó, tirando un poco para abajo adrede.

- Noventa, tengo noventa.

- Ah, estás enterísimo.

- ¿Querés que te diga la fórmula para llegar a mi edad?

- A ver, ¿cuál es? -se interesó el treintañero.

- Tratar de no morir en el camino -se burló el viejito.

Y le contó que aún iba a la cancha. Que era socio vitalicio de Boca (le mostró el carnet). Que se había alegrado con la victoria en el superclásico, pero también entristecido por Carrizo. Y por sus nietos, que eran todos de River. Que su hijo era hincha xeneize como él. Y que había fallecido hace sólo dos meses. Así, de repente, se había ido, desoyendo la fórmula de su padre.

- Tratá de no morir en el camino -repitió, antes de bajarse del subte.

Y el joven prometió seguir su consejo.

16.5.11

Vacasa

Está en Las Calles, cerca de Nono, en medio de un campito que como fondo tiene las sierras. No tiene techo. Ni puertas. Ni ventanas. Aquella casa parece abandonada. Parece.

13.5.11

168 fotos

Toqué el timbre. Estaba a punto de bajar del 168 cuando vi el cartel pegado en la puerta:

"Señor pasajero: le ruego que si encontró una bolsa con fotos se comunique al 15-5501-9640. Son de gran valor personal!!! Muchas gracias!".

9.5.11

Comer solo

La primera noche zafé. En aquel restorán tipo cantina de la Villa de Merlo pasaban Unión-Gimnasia de Jujuy. Elegí una mesa justo enfrente del televisor y me devoré una milanesa con papas fritas mientras miraba la sorprendente victoria de los jujeños sobre uno de los –por entonces- punteros de la B Nacional. No hubo vacíos ni aburrimiento: sólo un apetito voraz y una panzada de fútbol.

A la noche siguiente, también la piloteé bastante bien. La pizzería "Cunto" tiene unas mesas en la vereda, lo que me permitió seguir las acciones de la juventud en la plaza central de aquella ciudad de San Luis. Las infinitas vueltas en motito (y los sonoros ruidos de los escapes), las piruetas con las bicis buscando impresionar a las chicas, los saludos y las charlas de aquellos que se pretenden. Mientras degustaba aquella pizza de muzzarella, era una suerte de espectador de lujo de los ritos de los adolescentes de Merlo. Al final, me terminé aburriendo un poco, sin poder comentar lo buena que estaba la muzza, pero apuré el vaso de Coca, pedí la cuenta y listo.

Las cosas empezaron a empeorar la tercera noche, cuando me metí en el restorán “La Vieja Bodega”. No había tele, tampoco vista externa; sólo varios grupos de jubilados aquí y allá. Y me di cuenta de lo difícil que puede ser comer solo. Mientras uno está masticando, no hay problema alguno, pero al antes y el después son bastante insoportables. Sin nadie con quien hablar (ni siquiera para hacer comentarios intrascendentes sobre la comida), no me quedó otra que escrutar a los vejetes de las otras mesas. Sobre todo, me dediqué a tratar de discernir quién era la septuagenaria que emitía un particular (y molesto) tono de voz. Pero una vez que la descubrí, abandoné todo aquello. Y, más allá de seguir con la mirada a un grillo que volaba de cortina en cortina, me hundí en la soledad. Tan desesperado estaba que llegué incluso a leer el sobrecito de queso rallado que había usado para acompañar mis ravioles de verdura con salsa filetto. Y me enteré que provenía de algún lugar de Entre Ríos. Eso. Gran cosa. Por fin, llegó la cuenta. Pagué, fui al baño y escapé de aquel lugar. Los jubilados aún seguían comiendo, indiferentes. Al igual que yo, algunos no habían pronunciado palabra durante toda la cena: sus mandíbulas sólo se movían al ritmo de los bocados. Pero lo peor estaba por llegar.

La cuarta noche –mi última velada en Merlo- tuve la experiencia más cabal y aterradora de esto que estoy contando: me senté a comer total y absolutamente solo en un restorán vacío. Sin TV, sin vista exterior posible, ni siquiera otros comensales: una docena de mesas sin protagonistas. De principio a fin, mastiqué en la más extrema soledad. A mis espaldas, la chica que atendía pareció apiadarse de mí: puso la radio y subió el volúmen. En un momento, cuando aún no había pedido un bife de chorizo con fritas, pensé en huir, pero entonces fui yo quien se compadeció y entendí que debía asumir mi rol de único cliente de aquel triste lugar. “El Rincón de los Amigos”. Así se llamaba aquel recinto desolado. Pero los amigos no estaban. Ni ellos ni nadie. Tan sólo un hombre perdido en un restorán vacío, un esqueleto de comensales.

28.4.11

Kilómetros de radio

Es un viejo estéreo. Tan viejo que no tiene CD; sólo un pasacassettes que no anda. La radio tampoco funciona mucho mejor: pierde la sintonía con cada bache, enloquece y hay que estar metiendo mano (o más bien dedo) para que se digne a parar. Es un viejo éstero que tiene una extraña ventaja: en un viaje largo, te obliga a escuchar las radios locales. Kilómetro a kilómetro, las señales van y vienen mientras un pueblo y otro y otro van quedando atrás. Y entonces uno se da cuenta de algunas cosas interesantes.

Que el robo de dos mil pesos en un supermercado chino es mucho más robo en Arrecifes que en Buenos Aires. Que en Colón un conductor puede putear al aire a un panelista por hablar de los resultados de las internas radicales en Córdoba sin conocer los porcentajes finales. Que una FM de Santa Rosa de Conlara puede tomarse el tiempo de recitar ¡entero! el cuento Casa tomada, de Julio Cortázar. Que en la Villa de Merlo un oyente puede criticar a un conductor por su excesiva “simpatía” (de cara a las próximas elecciones) con Sergio Guardia, el intendente local. Y él, la cabeza del programa, puede admitir alegremente que no sólo apoya al líder comunal sino que además trabaja en la Municipalidad. Y hasta puede rematar con un: “¡Aguante Sergio!”.

9.4.11

Desde las vías del tren

"No sé si ustedes me entienden: desde las vías del tren es frecuente ver una casa; ignoramos el nombre del pueblo, no conocemos a nadie en la comarca, pero tenemos la impresión de que podríamos ser felices en ese lugar..."

Clarissa, Stefan Zweig (Extraído de Historias encontradas, Eduardo Berti)

16.3.11

Segura de su inseguridad

Está segura. Los delincuentes acechan a la vuelta de la esquina. Por eso lleva el spray para defensa personal en la mano. Sí, en la mano. "¿Para qué sirve guardado?", pregunta ella, que ya lo usó un par de veces. Está insegura. Por eso sale a la calle con un silbato colgado al cuello. Y lo hace sonar en situaciones sospechosas. Para alertar a posibles víctimas. O asustar a eventuales malhechores. Está segura. Puede pasar en cualquier momento, ante la más mínima distracción. Por eso cuando traspasa la puerta y pone un pie en la vereda, mira a ambos lados con ojos rápidos y punzantes. Y nunca deja de sujetar fuerte a su pequeño caniche. Está segura: está insegura. Está segura de su inseguridad.

9.3.11

Baradero

El sol que empieza a irse

Los bancos vacíos

Y el angelito de la medianoche

19.2.11

Tarde de bossa nova

Muita calma pra pensar...

janela

........Corcovado

.....................triste

...........................felicidade

.......................................paixão

...............................................ilusão

......................................................sozinho

................................................................cidade

........................................................................bonita
.................................................................................
........ ............................................................. ............ você

........ .............................................................. natureza

............. .................................................... cor

....................................................... saudade

.................................................depois

....................................Guanabara

.............................noite

..............Copacabana

princesinha