4.4.13

Pearl Jam, el barro, "Lo de Charly" y el recuerdo

Parten desde el mismo lugar, pero se encuentran recién a los 12 kilómetros, dos horas después. Se miran los pies y –aunque no se han visto nunca- se reconocen de inmediato. La parejita de la mesa de afuera. Los dos amigos que esperan sentados su pedido para llevar. Los novios espigados que abren la puerta después de haber calmado ese apetito voraz que suele asaltar a cualquiera después de un recital. Y él, claro. Los unen el amor por Pearl Jam, las zapatillas cubiertas por una gruesa capa de barro y el afán por comerse un buen chori o un sándwich de bondiola o lo que sea que salga de esa siempre activa parrilla de “Lo de Charly”, parada obligada de los hambrientos que pasan por Villa Ortúzar. No necesitan hablar. Una mirada, quizás un leve gesto, una sonrisa. Y el recuerdo, claro.

 Oh, dear dad / can you see me now / I am myself / like you somehow…


"Release" (Costanera Sur, 03/04/2013)

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