Más allá de plazas, parques y canteros. De boulevares, viveros y balcones. La vegetación parece aguardar su turno debajo del asfalto, anidada en la tierra que grita su prisión de moles de cemento. Cuando encuentra un resquicio, un sustrato fértil para volver a nacer, allí aparece el verde.

No es un abrazo ni un gesto de amor. Es la victoria final de la naturaleza viva, que como una boa constrictora oprime a su víctima para causarle la muerte y luego devorarla.
1 comentario:
Una manera de gritar que ese lugar le pertenece...
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