22.11.05

Para insectos o equilibristas

Creo que no hay vereda más angosta que la que discurre a lo largo de algo así como media cuadra de la calle Oruro, entre San Juan y Carlos Calvo. Es como si las casas hubiesen avanzado hacia el asfalto, dejando tan sólo el cordón y unos diez centímetros más de baldosa sobreviviente.

Para una persona es casi imposible pensar en caminar por aquella vereda, al punto que me he visto obligado a cruzar para poder seguir mi camino. Tal vez una hormiga sí, una cucaracha, puede ser, pero creo que hasta a un perro se le debe complicar (si levantara la pata para mear contra la pared, posiblemente caería a la calle). Habría que ser un equilibrista para caminar por ahí.

Se me ocurre que la gente que vive en aquellas casas, tiene que tener mucho cuidado cuando, por ejemplo, sale a sacar la basura o a trabajar o a comprar facturas o. Es cierto, esa cuadrita de Oruro en diagonal no es muy transitada, pero asomar la cabeza intempestivamente te puede costar la ídem si justo pasa un coche o algún otro vehículo.

No es menos cierto que debe estar bueno para sentarse en aquel cordoncito y poco más, con la espalda apoyada contra el frente de alguna casa y los pies sobre la calle. Para matear, digo. La charla. Por qué no, los besos. Cuadrita tranquila, con apenas una luz tenue de noche. Como para vivir intensamente un amor barrial de callecita extraña…

No hay comentarios.: