Qué hacer frente al tipo que está en la calle Florida, sentado a espaldas del Banco, sin fuerzas ya para pedir y con dos piernas que, para ser gráfico, no pasan el grosor de una rama. O el mango de una raqueta. O el caño de un colectivo.
Creo que me agradaría un día escuchar esta noticia: “Un oficinista se pegó un tiro frente a un hombre con piernas de escarbadientes”. Y no es que vaya a solucionar nada, por supuesto. Pero sería una señal, casi un gesto de honestidad. Podría darle una moneda también, es cierto. Pero no solucionaría nada. ¿O sí?. Una moneda más una moneda más una moneda... Habría que tener una máquina de hacer monedas porque creo que la demanda es fuerte. Pero un tiro sería algo novedoso, eso sí. Una insoportabilidad muy digna que no sé si es un aporte, pero da cuenta del sufrimiento. La muerte, igualadora última, puede ser un gran gesto, sinceridad brutal. Y, quién sabe, tal vez así se remuevan unas cuantas conciencias dormidas. Pero hoy las noticias vuelan en segundos y ya nada sorprende.
Creo que me agradaría un día escuchar esta noticia: “Un oficinista se pegó un tiro frente a un hombre con piernas de escarbadientes”. Y no es que vaya a solucionar nada, por supuesto. Pero sería una señal, casi un gesto de honestidad. Podría darle una moneda también, es cierto. Pero no solucionaría nada. ¿O sí?. Una moneda más una moneda más una moneda... Habría que tener una máquina de hacer monedas porque creo que la demanda es fuerte. Pero un tiro sería algo novedoso, eso sí. Una insoportabilidad muy digna que no sé si es un aporte, pero da cuenta del sufrimiento. La muerte, igualadora última, puede ser un gran gesto, sinceridad brutal. Y, quién sabe, tal vez así se remuevan unas cuantas conciencias dormidas. Pero hoy las noticias vuelan en segundos y ya nada sorprende.
De todos modos, no es que haya que quedarse con una de estas dos opciones. Ojo, a no engañarse. Los dualismos, los extremos, las dicotomías o como las quieran llamar, tienden a simplificar los problemas y a justificar las pasividades. Entre el tiro y la moneda, entre la resolución brusca y la dádiva que tranquiliza livianamente, debe haber otras cosas. Pensemos...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario