30.11.05

Acerca del mal uso del paraguas

Hace tiempo que tengo ganas de escribir un tratado acerca del uso del paraguas en la ciudad. Creo que es un problema que crece día a día y que las autoridades deberían tomar medidas al respecto, creando un código o algo así, o incluyendo este tópico en la lista de contravenciones graves que atentan contra la convivencia en sociedad (ja!).

Tenemos derechos. Digo, nosotros, los que no usamos paraguas. Y no es que gustemos particularmente del arte de mojarnos, sino que encontramos en la búsqueda de techos, soleros y balcones, una excitante aventura urbana y, porqué no, una actividad cuasi deportiva que combina agilidad e ingenio para mantenerse seco.

Acá van algunas recomendaciones básicas para que los usuarios de los escudos portátiles antilluvia tengan en cuenta:

I- Aquel peatón que circule con paraguas, deberá hacerlo a una distancia mínima de 1 metro con respecto a la línea municipal de edificación. Esto implica que deberá caminar por el medio de la vereda, dejando libre los “corredores secos” que se arman debajo de soleros, techos, balcones, toldos y hasta pequeñas cornisas que también suelen proteger de las inclemencias del tiempo.
II- En el caso que un ciudadano se encontrare circulando con su paraguas por debajo de los “techitos”, deberá dar prioridad de paso al transeúnte desprovisto de tal elemento. Si no actuara con celeridad, interrumpiendo el paso u obligando al sujeto imparaguado a desviar su camino, será penado con la sustracción de su escudo antilluvia y obligado a seguir caminando por el medio de la vereda, allí donde las gotas impactan irremediablemente en las humanidades.
III- Las personas deberán evitar a toda costa propinar cualquier golpe o roce de paraguas a los otros peatones, sea este voluntario o involuntario. Cuando una persona con paraguas se cruce con un buscador de refugios, deberá hacerse a un costado lo suficiente como para no impactar a este último, calculando el diámetro del elemento en cuestión. Si la excesiva afluencia de gente o la estrechez de la vereda, hicieran imposible esta operación, el portador de paraguas se verá obligado a elevarlo hasta una altura suficiente, de tal manera de no interferir con el normal desplazamiento de su conciudadano, ni siquiera raspar su cabellera con los alambres encorvados que suelen sostener las telas impermeables. Si se tratare de personas de escasa altitud, éstas deberán disponer la mejor manera de no afectar a los techistas, para lo cual podrán bajar y hacer a un costado el elemento o cerrarlo provisoriamente, aunque sea abigarrándolo un poquito, hasta tanto esté asegurada la integridad física de aquellos que buscan guarecerse.

1 comentario:

Verborrabia dijo...

Hoy en un comercio el guardia de seguridad me recibió con un enfundador de paraguas para evitar que el piso del local se moje y, consecuentemente, se empantane de pisadas.
Vendría a ser como un preservativo de paraguas que, además de propender a la limpieza, evita mojar botamangas propias y ajenas durante los desplazamientos.